Qué fácil me resulta escribir cuando me siento triste, cuando no tengo ganas de hablar con nadie, cuando miro a mi alrededor y todo se torna oscuro, cuando quiero desahogarme, contar problemas o sentimientos frustrantes. Puede que me identifique con aquellos cantautores que utilizan sus canciones para hablar de sus desgracias, y que cuando son felices dejan de escribir porque ya no les salen las palabras. quizás sólo puedo escribir sobre todo aquello que me abruma, y puede que sea porque prefiero esa sensación, el autocompadecimiento, es sencillo, sólo basta con sufrir y creer que las cosas sólo irán a peor y las palabras fluyen como un río al nacer en la montaña. ¿Cúantos y cuántas han conseguido juntar un desamor y unas pocas penas y han rellanado cientos de páginas, que cuando alguien las lee, se cree el protagonista de las mismas?
¿Será que sufrir es lo fácil? ¿Será que cada vez soy más ambiciosa y no soy capaz de encontrar la felicidad aunque esta se encuentre delante de mi?¿Qué es ser feliz? ¿Qué hace falta para serlo? Pasa el tiempo y sigo sin encontrar respuesta a estas preguntas, la diferencia es que ahora estoy dispuesta a experimentar por fin nuevas sensaciones, estoy dispuesta a abrir los ojos y que todo a mi alrededor sea un poco menos oscuro, estoy dispuesta a dejar de plantearme estas preguntas, porque yo misma seré la respuesta a ellas. puede que me vuelva a chocar, quizás nunca lo haya hecho aunque yo crea lo contrario, pero al menos ahora no siento ese paralizador miedo, porque sé que pase lo que pase serán sensaciones nuevas.
